aceptaron que provenían de distintos hogares, con experiencias y valores familiares diversos y no eludieron reconocer sus diferencias pero no trataron de imponer su punto de vista.

cuando discutían escuchaban el argumento del otro o de la otra y no interrumpían. Emitieron su opinión cuando estaban en desacuerdo sin ofender a su pareja.

entre los dos aprendieron a ceder en cosas no muy relevantes a las que convenía renunciar para no distanjarse: ir al club con la familia extensa todos los domingos o salir solos. Negociaron que una semana cada uno decidiría dónde ir.

comprendieron que cuando se les escapaba algún exabrupto al discutir, estaba expresando que se sentían impotentes por no comprenderse, lo cual los obligaba a aclararlo para no  acostumbrarse a maltratarse. Comprendieron que cualquiera puede tener un mal momento, pero que ese maltrato debe ser excepcional y no habituarse los insultos.

aceptaron que no eran perfectos y que era injusto reprocharle la pareja que no lo fuera.

: distribuyeron responsabilidades y esfuerzo en las tareas del hogar y en la economía.

privilegiaron preservar intimidad de la pareja frente a las salidas permanente con amigos, familiares, hijos. Usaron el tiempo en común ira mimarse, comer juntos, dialogar sobre temas que interesaba a ambos.